miércoles, 9 de febrero de 2011

"La chiva es la prostitución del periodismo"


Entrevista de El Espectador a Germán Castro Caycedo.

Cuando niño qué quería ser

No recuerdo, pero lo primero que tuve definido a los 15 años es que quería ser periodista.

¿Cuál fue su primer artículo?

Uno sobre las fiestas de Málaga, Santander. Lo publicaron en una revista local. Aún lo tengo guardado, es un artículo imaginario, rimbombante y lleno de lugares comunes.

¿Le da miedo algún tema?

Miedo no, mucha pereza los temas económicos y políticos.

Tres elementos fundamentales para ser un buen reportero.

Sentir el trabajo, ir al sitio donde ocurren los hechos y documentarse en lo que sea posible.

¿Qué diferencias encuentra entre esa prensa que leyó a los quince años y la que lee hoy a los setenta?

La crónica desapareció de las páginas, los medios no ven la necesidad de narrar historias. Ellas se están pasando por enfrente sin ser contadas. En términos generales, hoy los periódicos son boletines de noticias de radio y televisión.

El mayor riesgo que se corre al reportear el país.

Los bandidos. Hoy hemos perdido el país, no podemos recorrerlo con tranquilidad, las regiones que antes eran nuestras ahora están llenas de bandas criminales y guerrilla.

¿Qué tan importante es la estética en el periodismo?

Totalmente importante, como en todos los órdenes de la vida. Hay que aprender a narrar, tener técnica, buen gusto y un buen manejo del idioma.

¿Cuál es el medio que más consume?

La prensa escrita, leo El Espectador, El Siglo, El Tiempo y Semana.

¿Siempre utiliza su grabadora?

Las vivencias se quedan en las notas y en la memoria, grabo las conversaciones por fidelidad a lo que se habla. Al transcribir encuentro el ritmo de la historia y me la aprendo, veo los factores sorpresa y descubro dónde convertir esa entrevista en diálogo o monólogo.

¿Tiene rituales para la escritura?

Ninguno. Me siento en el computador a escribir a dos dedos, pues ningún periodista de mi generación estudió mecanografía.

Algunos periodistas se autocensuran para cuidar su puesto de trabajo, ¿qué opina?

Nunca hice algo así. Si un periodista piensa en autocensurarse, es mejor que busque otra profesión.

¿Ha traicionado algún dato?

No, la crónica es narrativa, no-ficción, el reto es investigar y vivir tan a fondo las situaciones que no haya necesidad de inventarte una coma.

¿Qué opina de los medios periodísticos digitales?

Tal vez permitan mayor actualización, pero técnicamente el periodismo no gana ni pierde con la internet, las bases son las mismas.

¿Le hace daño la internet a la reportería?

No, lo que hay que entender es que no es una fuente siempre confiable. Pregúntele a Google a qué hora son las mareas de Bahía Solano… sólo lo sabes si vas a ese lugar.

Tuvo tarjeta profesional, ¿le dolió su desaparición?

No, cualquier farsante la tenía, hasta el narcotraficante Carlos Lehder. Fue bueno que se acabara, pues el respaldo como periodista lo entrega el medio para el que se trabaja.
‘Objetivo 4’ fue uno de los libros más vendidos el año pasado en Colombia, ¿siente satisfacción al saber que la gente aún quiere que le cuenten historias?

Es normal que la gente pida que le cuenten historias, lo anormal es que no se las escriban, que es lo que hace la prensa colombiana, no las cuenta. Desaprovechando el dinamismo y la riqueza única de la vida en este país.

¿Quién atenta contra la libertad de prensa en Colombia?

Los intereses, más que los gobiernos. Quitando el pasado que fue una nube oscura en la libertad de expresión, los dueños de los medios atentan con sus enormes intereses económicos y políticos.

¿Existe la objetividad?

No hay objetividad, el que hable de eso se quedó en el siglo pasado. Mis términos son precisión y equilibrio. Para exponer un hecho de manera equilibrada se necesitan mínimo tres voces, en cuanto a la precisión la clave es no dejar detalles sueltos, registrarlo todo, las horas exactas, los nombres de los lugares …

¿Escribiría columnas de opinión?

No, lo mío es la crónica.

¿Qué piensa de la chiva?

Es la prostitución del periodismo colombiano.

¿Se ha entregado a ella?

Jamás en la vida he ido a esas casas de citas. No se trata de decirlo primero, sino de decirlo bien. En la investigación sobre el Karina encontré que de los 35 titulares que había recogido de ese hecho ninguno se acercaba a la realidad. Dijeron que el buque traía 10 mil armas y traía 2 mil. No venía de Nicaragua, venía de Alemania.

La historia que se le ha hecho más difícil de contar.

‘Mi alma se la dejo al diablo’ una historia de selva, que también tuve que reportear en Austria. Me demoré mucho haciéndola por los costos y por lo difícil que fue encontrar a los personajes en la selva.

A usted lo atrapa la selva desde niño, ¿La busca cada cuánto?

Ya no volví, entre otras cosas porque está llena de bandidos. La selva me apasiona porque tiene una vida bellísima, es diferente a todo, es un jardín espectacular.

¿Aún se imagina con siendo maestro de escuela?

Hubiera sido muy lindo ser maestro sin escalafón, enseñaría mucho más que el abecedario iría a lo humano y lo intelectual, el hogar educa y la escuela enseña.

¿Qué significó Truman Capote para usted?

Fue la entrada a la crónica moderna en los Estados Unidos, porque en Colombia tenemos crónica desde 1500, la mejor crónica de América Latina, cronistas que no llegan a mencionarse en las facultades como Fernández de Oviedo, y la década del 60’ fue importantísima con Germán Pinzón, Marco Tulio Rodriguez, Camilo López…


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lunes, 7 de febrero de 2011

A luchar por la justicia idiomática

Esta es la historia: Charles Ocoró, quien nació en Quibdó, departamento del Chocó y tuvo un grave accidente al caerle un par de toneladas de camarón. Charles quedó gravemente herido y en convalecencia recibió los poderes de su difunto abuelo Secundino, originario del evolucionado planeta “mojarra con plátano”. Desde entonces Charles Ocoró tiene otra personalidad, la del ‘Profesor Super O’ con la que combate la ignorancia idiomática.


Desde su cevichería “El mariscón”, junto a sus ayudantes Silveria, alias “Sevichica” y Hamilton, no dan tregua a ningún error o gazapo idiomático. Para ello tiene a su disposición una variedad de peculiares transportes para cada injusticia cometida, tales como el mantecamión, el submarisco, la chipi-chalupa, la mojarreta, la mayoneta, las pescadocleta, las pantuflippers, las aguapanelancha, los yucatines, entre otros.


Este es un programa educativo que se trasmiten en Colombia para combatir los errores de gramática y ortográficos en español. Sus creadores, Martín de Francisco, Francisco Guerra y Conexión Creativa, con humor e ironía lograron calar en la audiencia colombiana, usando toda la idiosincrasia del país del Sagrado Corazón y una novedosa fórmula para corregir errores bastante comunes en el vocabulario de todos los días y así, bajar un poquitico los niveles de ignorancia.


Les dejo un video de ‘Profesor Super O’ y la inquietud que busquen sus capítulos en Internet. Semanalmente subiré un video de este héroe nacional, que espero un día (ojalá no muy lejano) llegue a la UNAB y nos salve….

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